Por cuestiones de tiempos, pudimos dar apenas una vueltita
por cada uno de estos lugares que recorrimos en un mismo día, pero nos dimos el
lujo de probar distintos platos en cada lugar.
La primera parada gastronómica fue en una estación de
servicio de Tudanca que es un municipio de la Cantabria. Así como usted lee, en
una estación de servicio. Nada que ver con Argentina donde uno solo puede
encontrar cosas para salir de un apuro, allí en ese pequeño lugar de España
encontramos un estilo de facturas no rellenas sino repletas de crema pastelera,
un festival al paladar.
Luego paramos unas horas en Burgos, por supuesto que no
llegamos a recorrer mucho, solo la Catedral y el centro. Burgos parece una
ciudad medieval con los techos en cúpulas que la hacen muy pintoresca. En ese
poco tiempo que teníamos había que almorzar y nos dirigimos siguiendo nuestras
anotaciones a La Mejillonera, un bodegón
donde por solo cinco euros y sentada en la barra comí los mejores mejillones de
mi vida, no solo la calidad del mejillón era espectacular, sino que la salsa
picante que lo acompañaba era perfecta. Pienso en esos mejillones, veo esa foto
y daría lo que sea por volver a comerlos. Luego de eso, mi esposo se comió un
pintxo de morcilla, que le pareció bueno, pero nada extraordinario. Burgos me
gustó mucho, pero La Mejillonera me conquistó.
Nuestra próxima parada fue San Sebastián, donde también el
tiempo nos corría, pero nos dimos el gusto de caminar por esa hermosa
costanera, mojar los pies en el Mar Cantábrico y comer unos pintxos en la barra
de un bar de tapas frente al mar. No me quedó ninguna foto de lo que comimos,
pero tengo la descripción: 2 pintxos de pimientos rojos con atún y jamón
ibérico, uno de milanesa de Jamón y Mozzarella y uno de Champignon con jamón
crudo. Todos excelentes. San Sebastián si bien fue solo una pasada, me enamoro
por completo, tanto su ciudad como su gastronomía. Otro lugar para volver.
Esa noche llegamos a Burdeos, ciudad que se ubica al sur de Francia. Es una
ciudad muy elegante, totalmente paqueta y de noche iluminada es preciosa. Luego
de un rápido paso por el hotel nos dirigimos a un restaurant a la orilla del
Rio Garona, el agotamiento del día de viaje y el horario no nos dejaron cumplir
con nuestra hermosa listita de restaurant ciudad por ciudad.. Esta creo que fue
la única comida floja de Francia, comimos unos fideos bolognesa y unos
tagliatelle carbonara, ambos platos eran un poco insulsos. Pero por suerte la
creme brulee era excelente como en todo Francia. El nivel de cremosidad que
tiene la Creme Brulee en este país es el ideal para Mí.
Las tres ciudades que recorrimos ese día tienen su encanto
tanto en paisajes como en gastronomía, me lleve una muy buena imagen de los
tres, pero sin duda los vascos tienen una gastronomía excelente que me enamoró
por sobre el resto.
Pasteleria Tudanca |
Burgos |
Burgos |
Burgos |
Burdeos |
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